INICIO

Sermones deL TIEMPO DURANTE EL AÑO

Pbro. Gustavo E. PODESTÁ


Adviento

1981. Ciclo A

23º Domingo durante el año

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desatéis en la tierra, quedará desatado en el cielo. También os aseguro que si dos de vosotros os unís en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo os lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos»

Sermón

Escuchando ciertas prédicas o leyendo algunos documentos eclesiásticos, parecería que cada vez más el amor cristiano se manifestaría eminentemente en el ‘compromiso social'. Las circunstancias han hecho que, en los últimos años, dentro de nuestro país, de estos temas –julepe mediante (1)- ya no se habla tanto. Sin embargo, fuera de aquí –y, sordamente, acá- este convencimiento parece ir ganando paulatinamente a clérigos y laicos.

Y así como suena la cosa no estaría mal. Porque ‘compromiso social' puede querer decir muchas cosas, entre otras, el ejercicio responsable de mi función en la sociedad. No perder tiempo si soy estudiante; ser madre consciente de mi misión materna; ser un derecho padre de familia; cumplir honestamente mis deberes de comerciante, de funcionario, de profesional, de militar, de clérigo, de trabajador, de juez; en el servicio a los demás, que, sin duda, redundará también en mi propio beneficio pero que es, ante todo, el desempeño de una actividad social, comunitaria.

‘Compromiso social' sería así, antes que nada, hacer lo que me corresponde en el puesto que me ha tocado por vocación o por talento o por decisión personal o, tantas veces, por circunstancias que quizá no he elegido pero que son, sin duda, signos de la voluntad de Dios.

Y este es en realidad el primero y el más descuidado de los verdaderos compromisos sociales: ser decente, justo y eficiente en la función que desempeño.

A esto están todos estrictamente obligados.

Pero ‘compromiso social' podría entenderse de un modo más restringido: algo así como la de ejercer una especie de activismo, desde las bases o en la dirigencia, en orden a lo político. Y aquí entonces habría que entrar en distinciones.

Si por ‘política' entiendo –como lo hacía Platón, Aristóteles y el cristianismo- la parte de la ‘ética' o la ‘moral' que toca a las justas relaciones de los ciudadanos en la sociedad, sin duda que todos, en diversos grados, según aptitudes y responsabilidades respectivas, debemos, de una manera u otra, inmiscuirnos en ella. Pero, si por ‘política' entendemos mecanismos electorales, partidos, discursos, verborrea de diputados con sus pensiones vitalicias, repartijas de puestos y de poder, concentraciones y mítines, a eso nadie esta obligado.

La auténtica política no es el arte de ‘llegar' al poder, sino –en los gobernantes- el arte de ejercer la autoridad gubernativa hacia el Bien común. Se llegue con votos o por herencia o con tanques es lo de menos; lo importante es gobernar bien. Ejercer y garantizar la justicia, la ley fundada en los mandatos de Dios. No el arte de trepar.

Si a lo primero, trepar, con todas sus mañana e inmoralidades, mentiras y acomodos, nadie está llamado en conciencia. De lo segundo, gobernar, en las distintas jerarquías, solo tendrían que ocuparse los capaces y los honestos.

Pero ¿cómo hacer que los capaces y los honestos lleguen al gobierno? Ahí está el ‘quid' de la cuestión. Ciertamente Liendo (2) no conoce la respuesta.

 

H.T.Liendo.jpg
H. T. Liendo

Yo tampoco. Aunque uno podría decir, en principio, que uno de los peores sistemas es el del voto indiscriminado y mayoritario, como -contra el impertérrito dogmatismo liberal lo demuestra constantemente la experiencia-.

Por otra parte –cualquiera sea el método de acceso al poder- cuanta más gente virtuosa y capacitada haya en un país más probabilidades hay de que haya gente virtuosa y capacitada en el gobierno.

Por lo cual uno de los perentorios ‘compromisos sociales' sería tratar cada uno de adquirir virtud y capacidad con la ayuda de Dios y tratar de capacitar y enseñar virtud a los demás. Cuestión de moralidad pública no de sistema. Promover la virtud de los ciudadanos era uno de los objetivos principales de la Política según Aristóteles y la sabiduría cristiana. Todo lo contrario a los objetivos políticos que se propone, por ideología, la democracia libera.

Capacitar significa entre otras cosas, no solo hacerles adquirir conocimientos varios encaminados a sus trabajos y profesiones, sino enseñar ‘la Verdad'.

Porque si la política no solo tiene que ocuparse –esa es su tarea principal- de elegir ‘los medios' adecuados para conseguir sus fines, sino que antes todavía tiene que ocuparse de ‘escoger' ‘los fines', entonces estamos fritos.

Así no existe la más mínima posibilidad de inteligencia muta, de unidad, de concordia ciudadana, de verdadera paz. Porque los ‘fines' están dados por la ‘verdad'.

Si tenemos concepciones erróneas respecto de lo que es el ser humano y la vida; es decir, si tenemos una filosofía o antropología o cosmovisión falsa, mal podremos tener una correcta idea de lo que ha de ser la sociedad.

¿Qué proyecto nacional común podrá aunar a un pueblo dislocado ideológicamente y en el que unos son marxistas, otros liberales, otros testigos de Jehová, otros cientificistas positivistas, otros materialistas, epicúreos, otros vacíos, otros cualquier cosa? ¿Todos, pues, con sus concepciones del hombre y, por tanto, de sus fines naturales, contrapuestos? Ninguna posibilidad de convivencia pacífica. Ningún falso pluralismo podría integrar, a la larga, semejante sociedad.

Entonces ¿qué suele hacerse mientras los conflictos no estallen? Se reduce la función de gobierno o de la mal llamada política a lo económico.

Lo importante será así la producción y distribución de bienes de consumo. Sobre todo, demagógicamente, la distribución.

El gran problema que predicarán los políticos será –lo cual ya indica una concepción decadente del hombre y de la política- el que haya gente que tiene plata y otros que no la tienen.

Aún limitándose a lo económico, de cómo producir más ningún político habla. Porque, en general, las recetas para producir más son antipáticas: más trabajo, más inversión, más ahorro, más capacitación, menos prebendas en cómodos puestos estatales, menos despilfarro público y privado.

A todos les gusta, en cambio, hablar de cómo distribuir mejor –los bienes de los demás, no, por supuesto, los propios-.

Y, entonces, al fin llegamos a esto. Si ‘compromiso social' significa protestar ‘proféticamente' contra el que tiene, acusándolo de ser culpable de la pobreza del que no tiene –lo cual en muchos casos es verdad, pero no siempre- y si se reduce el ‘compromiso social' a hablar –generalmente sin hacer nada positivo- en contra de la pobreza concibiendo la injusticia social como un problema de bienes materiales, esa forma de ‘compromiso social' es no solo insuficiente -porque no toca el fondo del problema político y humano- sino que, en la medida de la importancia que se le de, es falso. Conlleva una definición del hombre reducido a sus necesidades materiales y, como tal, aislada de otras necesidades más nobles y en la simplificación malévola de una oposición entre pudientes y no pudientes, es uno de los instrumentos revolucionarios de la dialéctica marxista.

Por otro lado no hay economía humana si no está subordinada a una política auténtica, a la vez normada por los grandes principios de la Ley natural y del cristianismo.

Nuestros antiguos catecismo -que verdaderamente enseñaban doctrina, no los que se usan ahora, sin contenido y llenos de ñoñeces sentimentales para discapacitados mentales- cuando, en otras palabras, hablaban del ‘compromiso social' del cristiano enseñaban que la caridad cristiana obligaba a siete ‘compromisos sociales' -en su lenguaje, ‘obras de misericordia corporal'- y las enumeraba así:

•  Dar de comer al hambriento;

•  Dar de beber al sediento;

•  Vestir al desnudo;

•  Dar alojamiento al sin techo;

•  Visitar a los enfermos,

•  Rescatar a los injustamente privados de libertad;

•  Enterrar a los muertos.

Miren Vds. –quizá podrían traducirse a un lenguaje y acciones más contemporáneas- qué programa social.

No, en cambio, el hipócrita ir a reclamar a los ricos, o al gobierno, ¡a los demás! Sino obligación de todos y cada uno, implicándonos en ello personalmente, como cristianos.

Pero a estas obras de misericordia corporal, el catecismo -el cristianismo- añadía y daba más valor, como un verdadero programa de ‘compromiso político', a las siete ‘obras de misericordia espiritual':

1 Enseñar al que no sabe –no por supuesto según la ley 1420, porque aunque también sea necesario enseñar el alfabeto y la geografía y la matemática, los más importante es enseñar la Verdad.

La ciencia más encumbrada

Es que el hombre en gracia acabe.

Que al final de la jornada,

Aquel que se salva, sabe;

Y el que no, no sabe nada”-

2- Dar buen consejo al que lo necesita,

3 Corregir al que yerra,

4 Perdonar las injurias,

5 Consolar al triste,

6, Sufrir con paciencia los defectos de nuestro prójimo,

7 Rogar a Dios por los vivos y los difuntos.

STNGLS_Mercy0WindowLg.gif
St. James' Cathedral, Toronto, 1882-1893, Obras de misericordia .

Ven, si alguno quiere un buen plan político, al menos para los que estamos en el llano, allí lo tienen. No sobra nada, no falta nada.

Sencilla, pues, y humildemente, como toda verdad, el catecismo –el de antes- nos presenta todo un programa de auténtico y verdadero ‘compromiso social'.

Y todo esto vino a cuento por el evangelio de hoy. Tercera obra de compromiso social en el orden político: “Corregir al que yerra”. No callarnos frente al error y la mentira. No sonreír al pecado. No hacerse sus cómplices con el silencio y la falsa tolerancia o, peor, con la asimilación o imitación.

¿No te metás?

¿Quién no se da cuenta de que, a todos los niveles, la lectura de este domingo, con el deber de la corrección fraterna, nos trae a la conciencia uno de los tantos olvidados verdaderos ‘compromisos sociales'?

1- El que había producido -y tan poco duró después- el Proceso entre las izquierdas, también las clericales.

2-Horacio Tomás Liendo (1924 - 2007), Gral. de División que estuvo al frente del Ministerio de Trabajo, posteriormente frente al Ministerio del Interior y durante veinte días al frente al Poder Ejecutivo Nacional. Le tocó preparar las elecciones, en la llamada transición a la ‘democracia'.

Menú