1988- Ciclo B
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
15-05-88
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
Jesús dijo a sus discípulos: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán» Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
SERMÓN
Ya desde la infancia y, por lo menos desde mi generación, todos estamos más o menos familiarizados con los famosos ‘espacios multidimensionales'. Desde Gauss , Lovachevski , Rieman , Einstein , a nivel matemático y científico, pasando por Bradbury y Asimov a nivel de cuentos y novelas de fantasía científica y llegando a Oesterheld y Robin Wood , el creador de Gilgamesh y de Nippur, a nivel de la historieta, las diversas dimensiones, el ‘hiperespacio' y el ‘hipertiempo', son conceptos que, más o menos, todos hemos oído mencionar. Gilgamesh acelerando su nave y tratando de entrar en el ‘hiperespacio' para, desde allí, aparecer en cualquier otro punto del universo, en otra galaxia, instantáneamente, ya es el recurso habitual de cualquier piloto espacial perseguido por malignos sicarios de fuerzas piratas o enemigas.
Sea lo que fuere de estas fantasías, el mundo de la física relativista y cuántica que, a partir de Einstein , de De Sitter y de Planck , desarrolla la ciencia contemporánea, alcanza proporciones espectaculares de retos a la imaginación en científicos como Wheeler o Gott o el famoso Hawking -a la vez divulgador-, en su silla de ruedas.
El estudio de los ‘agujeros negros', o del ‘Big Bang', antes del límite de Planck, a los 10 -43 segundos ‘después' de la primigenia explosión, ambos, con el mismo ‘horizonte eventual' de Hawking. El estudio de la ‘singularidad', precisamente esa depresión cónica, aguzada, del tejido espaciotemporal que es la explicación relativista del agujero negro, todo eso ha llevado a la revisión de los conceptos tradicionales del espacio y del tiempo.
Ya en el ‘espacio-tiempo' al cual alcanza la teoría einsteniana y en el cual el tiempo sería la cuarta dimensión de un espacio curvo, cuyas sinuosidades determinarían la gravedad, sería solo la conciencia humana la que miraría ‘tridimensionalmente'. Sería ella quien seccionaría el todo cuatridimensional, en múltiples instantes que no tendrían ninguna realidad fuera de ella, ya que, para alguien situado fuera del sistema y que lo observara cuatridimensionalmente, el universo con su historia sería un solo presente.
Pero con Wheeler, la cosa se complica más aún. No es que la conciencia humana sea capaz de ver solo ‘sucesivamente' porciones de la realidad total, cuatridimensional, sino que esta realidad cuatridimensional no sería sino ‘una sección' cuatridimensiona de un espacio de incontables dimensiones. Como cuando cortamos la esfera de una naranja tridimensional y nos encontramos con la sección circular bidimensional de los gajos, no sería sino ‘una' de las posibles sección. Según donde cortemos la naranja nos entraremos con secciones distintas, con universos diferentes, con dimensiones diversas, conectadas entre sí solo por el híper o superespacio y el hipertiempo.
Einstein, Yukawa, Wheeler, Bhabha
Quien pudiera ubicarse de algún modo en ese ‘superespacio' podría dominar simultáneamente y estar presente a todas estas secciones y ser contemporáneo a todos su posibles tiempos.
Precisamente más allá del ‘límite de Planck' o en la ‘singularidad' o en las condiciones extremas del ‘agujero negro' (1), se darían las circunstancias de detención del tiempo y concentración del espacio que responden a las características matemáticas del hiperespacio y de su simultaneidad y tangencia con todo el universo y con todos los universos.
Son los famosos túneles de la consistencia esponjosa del universo que postula Wheeler o las cuerdas cósmicas de Gott y por los que huye Gilgamesh para aparecer instantáneamente en otro punto del espacio, en otra dimensión, o devorando el tiempo.
Y esto nos lleva a retroceder en la historia para encontrarnos con el pensamiento de los teólogos y filósofos del Medioevo – Tomás , Buenaventura , Alberto Magno - quienes a partir de los científicos Aristóteles y Estrabón, utilizaron conceptos semejantes para explicar la existencia y ubicación de otros seres y universos posibles. Precisamente el tema que hoy, quizá, despierta nuestra curiosidad ¿dónde está, en qué lugar, dónde se fue la humanidad de Jesús? ¿Y la corporeidad de María en su Asunción?
Los teólogos medioevales respondían que no estaban estrictamente en el cielo o en la eternidad. Cielo y eternidad, propiamente, se identifican con Dios. Digamos que son dimensiones exclusivas de la Trinidad. Recurriendo a los conceptos científicos de la época, precisaban, que estaban ubicados en el empíreo ”, como lugar, y en el evo, como temporalidad.
Este ‘empíreo' sería la última de las esferas, o el más denso de los universos, de la realidad universal donde nuestro mundo ocuparía un lugar inferior.
Según los científicos o filósofos griegos el ‘empíreo' tenía la curiosa particularidad de ser ‘tangente' a todos los espacios y lugares de nuestra dimensión mundana. De modo que, supuestamente, alguien allí ubicado, sin moverse, por un mero acto de voluntad, podía hacerse presente en cualquier lugar de la tierra e ir de un lugar a otro, como Gilgamesh, instantáneamente, sin tener que pasar, como tenemos que hacer nosotros, por los lugares intermedios. Así explicaban, por ejemplo, el supuesto ‘moverse' de los ángeles.
A su vez el ‘evo' era una dimensión temporal, distinta de la que medían los relojes de arena –y, por supuesto, de la eternidad- que, de por sí, era contemporánea y simultánea y paralela a todo nuestro tiempo.
En la concepción medioeval y tomista, usando esta ciencia hoy obsoleta pero con curiosas coincidencias con algunas especulaciones de la ciencia contemporánea, más allá de los datos revelados, las distintas categorías o géneros de seres ‘espirituales' o ‘angélicos' pertenecían a universos distintos, mundos diferentes, otras dimensiones. Nuestro mundo humano no era sino uno de los tantos universos de este cosmos pluridimensional, misteriosamente relacionados unos con otros desde el ‘evo' y el ‘empíreo'.
Como Vds. ven plausible intento del diálogo con la ciencia que siempre ha tenido la teología católica, para entender el dato revelado.
Porque los autores bíblicos tenían una cosmología mucho más sencilla, a pesar de que San Pablo utilice una concepción bastante compleja cuando habla de ‘principados', ‘potestades' y ‘dominaciones'.
Pero lo que resulta obvio, es que, en el evangelio de Marcos que hoy hemos leído, la concepción es mucho más simple. En esta existen el ‘mundo del hombre' y el ‘mundo de Dios'. Esto se expresa simbólicamente en categorías especiales: ‘abajo' y ‘arriba'. Pero sería infantil pensar que Marcos creyera que subiendo lo suficientemente hacia arriba, como un misil o un cohete espacial, se podía llegar al mundo de Dios.
Cualquier judío sabia que Dios no estaba ni arriba ni bajo. Que el único ‘lugar' de Dios era su Sí mismo y que, desde nuestra perspectiva, debíamos decir que estaba absolutamente ‘en todo lugar'. Ir a Dios, pues, no es elevarse en el espacio, ni hacer ningún viaje. Es transformarse, por la gracia, de modo de poder percibirlo aquí mismo, donde ya esta, o en cualquier otro lugar.
De allí que sería falsa la imagen que podría suscitarnos la Ascensión como si fuera el momento de la separación, lejanía definitiva de un Cristo que se fue y que un día va a regresar. También la ‘vuelta del Señor' tiene un significado más profundo que el de un retorno del espacio.
No podemos pensar la Ascensión como la despedida de un Jesús que, durante corto tiempo, estuvo conviviendo con nosotros. Por otra parte lo de ‘con nosotros' es un decir; porque, antes de la Pascua, de la cual ya nos separan más de 19 siglos, solo estuvo cerca de Pedro, de Juan, de una decena de discípulos, de unos centenares de coetáneos y compatriotas. Los cuales, por otra parte, para verlo, para tocarlo, tenían que pedir turno, abrirse paso entre la multitud a codazos, entender su idioma arameo. Apenas obtendría la mayoría una fugaz mirada de Él, una breve entrevista, una media palabra.
En realidad la Ascensión no significa un alejamiento. Significa antes que nada un ‘nuevo modo de presencia'. Y el pensamiento de Marcos es claro: ‘ascender' al cielo no quiere decir ‘retirarse hacia arriba', significa ‘pasar al cielo', pero ya no como lugar geográfico, sino como dimensión divina, desde la cual, como sentado a la ‘derecha' del Padre, Cristo –y María- se hace presente a todos los lugares y a todos los instantes de la historia del universo. Y si esto es claro desde el Verbo, que es Dios en Cristo lo es también desde su humanidad que, aunque Marcos no lo explique, desde el evo y el empíreo es tangente y contemporáneo a todos los lugares y tiempos. “Estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos ”.
"Ascensión" de S.Dalí.1958
Por eso, a los discípulos que no entendían la dimensión simbólica de la Ascensión y se quedaron como tontos mirando para arriba, los hombres vestidos de blanco que menciona Lucas, les dicen “Papanatas, que hacen mirando al cielo”. Y Marcos dice: “Y ellos fueron a predicar por todas partes y el Señor los asistía y confirmaba su palabra”
Cristo, desde Dios, como Dios, y, como hombre, desde el empíreo y el evo, desde el hiperespacio y el hipertiempo o como quieran llamarlo –no puro espíritu, no fantasma, no solo Verbo- con sus sentimientos de hombre, y de amigo, y de camarada, y de jefe, con su corazón sagrado, ‘humano-humano', ‘cuerpo-cuerpo', aunque trasformado, ‘pneumatizado', ‘espiritualizado', como dice San Pablo, está presente a todos los lugares y momentos. Arriba de mí, debajo de mi, en frente de mi ,detrás de mí, dentro de mí, siempre, constantemente conmigo.
Para encontrarme con Él no tengo que abrirme paso a codazos a través de nadie, salvo a través de mis pecados y mi indiferencia. Ni tengo que pedir turno, salvo a mi conversión y mi arrepentimiento. Ni tengo que compartirlo con nadie, salvo con mis propios ídolos.
Aquí y en todas partes está siempre y todo para vos, para él, para ella, para nosotros. E incluso visible y tangible en la ubicuidad en pan de la Eucaristía.
Y, por supuesto, que también esta ascensión significa lo que entre nosotros quiere decir todo ‘ascenso', ‘promoción'. Jesús, como hombre, como hijo de María, fue ‘elevado' a través y sobre todos los grados de las jerarquías del universo, comandante en jefe del cosmos, señor del hiperespacio y del hipertiempo, príncipe de todos los universos y dimensiones.
Hasta tal punto que, aún físicamente, dice la epístola a los Hebreos, “ Él sostiene todo con su palabra poderosa, ” y, Pablo, a los Colosenses, “ en Él todo tiene sus consistencia ”.
Y este poderoso Señor, que ni un solo instante deja de estar con nosotros y a nuestro lado, es el que te llama invenciblemente a enfrentar a los ‘príncipes de este mundo', venenos y serpiente; y a nuestras propias debilidades; y a llevar su estandarte en cruz a todos los confines de la tierra, y a todos los confines de vos mismo. Todo eso, para que un día, arrastrado por Su fuerza, puedas sentarte también vos en la alegría de su derecha.
1- ‘Black hole', término inventado por Wheeler.