Escritos parroquiales Pbro. Gustavo E. PODESTÁ |
Número: 2 EL EVANGELIO DE LA VIDA Juan Pablo II , en uno de los documentos más firmes de su pontificado, ha publicado, el día de la Anunciación , su encíclica "El Evangelio de la vida" . Título intencionadamente tautológico, en cuanto el evangelio es, precisamente, la "buena noticia" de que Cristo, en su Resurrección, ha vencido a la muerte. Por más que la señal del cristiano sea la Cruz, ésta no es el centro del anuncio de la Iglesia , sino el instrumento de la victoria de Cristo sobre ese morir que es el término inevitable de la vida humana cerrada en su sola naturaleza. La visión laicista del puro disfrutar la vida en este mundo, sin renuncias, sin cruces y sin entrega de sí en el amor, vuelve a empujar, en cambio, al hombre a la muerte, y además, crea una verdadera "cultura de la muerte" -como escribe el santo Padre- que se abate contra todos aquellos que, para los más fuertes y ricos, se transforman en obstáculo de ese disfrutar: enfermos, minusválidos, ancianos, pueblos pobres, y aún criaturas inocentes en el seno de su madre. A aquellos que hoy parecen dirigir los destinos de la humanidad solo les interesa el hombre en cuanto capaz de insertarse activa y eficazmente en la sociedad de la producción y del consumo. Frente a esta caricatura de la exaltación de la vida que lleva a la muerte, el Papa exalta la verdadera Vida, que es la que en este mundo se encamina hacia lo divino. "La vida que Dios da al hombre es mucho más que un existir en el tiempo. Es tensión hacia una plenitud de vida, es germen de una existencia que supera los mismos límites del tiempo" (34) En realidad es este "destino de comunión con Dios" (38) lo que transforma en pavoroso y abominable el crimen de frustar a un ser humano, desde el vamos, esta posibilidad, asesinándolo antes de que pueda realizar aquellos actos libres capaces de abrirlo meritoriamente hacia ese fin que Dios quiere para todos. A la vez que vigorosa denuncia, este documento pontificio es, pues, un espléndido canto a la vida auténtica. Esa vida de la cual, mediante la Pascua , es portador nuestro Señor Jesucristo. "Yo soy la Vida " (Jn 11, 25; 14, 6) y "he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia" (Jn 10, 10) |