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Sermones de Cuaresma

Pbro. Gustavo E. PODESTÁ


Adviento


1982 - Ciclo B

DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

SERMÓN

Con el recuerdo de la entrada de Cristo a Jerusalén y la lectura del dramático relato de la Pasión, la liturgia de la Iglesia inaugura solemnemente la Semana Santa. Esta semana que, anualmente, no solo rememora el misterio central de nuestra transformación en hijos de Dios, sino que viene cargada de gracias especialísimas de conversión y santificación para todos aquellos que quieran vivirla atentos a su significado. Por eso esta larga lectura de la Pasión que nos llama al recogimiento, a la meditación y a la seriedad.

Es verdad que el recogimiento este año no será fácil. La amenaza extranjera que vive la Nación inquietará el ánimo de los argentinos los próximos días. Pero, seguramente, sí podremos rescatar la meditación y la seriedad en estas circunstancias en que un grupo de argentinos, en honra que todos gustosamente compartiríamos, está dispuesto –y ya algunos lo han hecho- a dar la vida por valores de los cuales ya parecía haberse perdido el rastro en nuestro tiempo. No valores económicos, ni de logros egoístas ni materiales, sino valores espirituales, como lo son el honor de la Patria y el orgullo de la Nación.

Aunque materialmente tengamos mucho que perder, una sociedad que encuentra hijos generosos y dispuestos a la oferta de sus vidas a cambio de valores que no se juegan en la bolsa ni se contabilizan en las bancas, puede tener esperanzas fundadas de que en ella también germinará la paradoja cristiana de la Pascua: ” el que quiera conservar su vida la perderá ”; “ si el grano de trigo no muere, no da fruto ”.

Que la vigilia de armas de aquellos que, en nuestras recobradas tierras, están dispuestos, por la patria, a enfrentar la muerte, en esta Semana Santa, se transforme en nosotros, que no esperamos la gloria del combate, en ejemplo de entrega de nuestras propias existencias en la lucha cotidiana por esta patria y por Cristo, hacia esa otra Patria que abrazará todas las patrias más allá de la muerte, en Pascua de Resurrección.

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