1988 - Ciclo B
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
SERMÓN
“oshi haná ”, ” ¡Hosanna! ” “ Yahvé da la victoria o da la salvación ”, es la traducción de este antiguo grito de guerra hebreo. Como la invocación a Santiago de los españoles: “¡Sant Yago y cierra España!” , ‘ hosanna ' era el alarido guerrero con que, antes de la batalla, las tropas judías, a la vez que agitaban sus lanzas y estandartes, se daban valor y amedrentaban al enemigo para luego lanzarse al ataque.
Se hizo más tarde grito de victoria o de aclamación al rey o a los jefes. Y el agitar de las lanzas y banderas se sustituyó simbólicamente por el de las palmas y ramas.
Jesús ha entrado, hoy, como rey, en Jerusalén. Va montado en un asno; porque así debía cabalgar el rey. El caballo solo se usaba durante los combates. El animal de transporte y ceremonial era el asno.
Ya le tocará al Señor montar en su carro de batalla: madera y hierro.
Porque la traición asecha. Demasiado rey para tan lamentables vasallos. Ellos preferirán, finalmente, la bota dura del romano, o el caos anárquico del guerrillero Barrabás, o la corrupción permisiva de sus oligarquías políticas.
El domingo de Ramos nos prepara para el gran drama de la Semana Santa. El rey legítimo viene a reclamar su trono y ya ha entrado en Jerusalén.
En el momento decisivo todos lo abandonarán.
Pero, lo mismo, el rey triunfará.
Llevaremos a nuestras casa estas palmas y ramos –lanzas y estandartes- con los cuales hemos declarado fidelidad a nuestro Rey. Que ellos nos recuerden nuestro juramento de cristianos; y que no se manchen nunca, en el pecado, con la rebeldía de Barrabás, ni la injusticia de Pilatos, ni el oro podrido de Caifás.