Sermones de pascua

Pbro. Gustavo E. PODESTÁ



Adviento

2004 - Ciclo C

VIGILIA PASCUAL

SERMÓN
Lc 24,1-12   (GEP 10/04/04)

¡Jesucristo ha resucitado!. Por su muerte, la muerte está vencida; a los que yacen en las tumbas, les ha dado la Vida!

Estalla en esta noche santa -la más preciosa de todas las noches- el grito jubiloso: ¡Jesucristo ha resucitado! Y, cuantos han muerto, mueren y morirán en Él, con Él son hoy nacidos a la Vida inmarcesible. Glosando al bello poema del Pregón Pascual:

Esta es la noche primordial, sobre la cual resplandece el Verbo de Dios que dijo: "Brille la luz', y la luz fue " (Gn 1, 3) Noche primera de la nueva creación en la cual son definitivamente separadas las sombras de muerte de la Luz de la Vida.

Esta es la noche en la que fueron disipadas las tinieblas de nuestra condición puramente humana, iluminada con la columna de fuego del Espíritu (Ex 13, 21-22).

Esta es la noche en la que, a quienes creemos en Jesucristo y celebramos su gloriosa Resurrección, apartados de los vicios de este siglo y de las tinieblas de nuestras propias miserias, de nuestros pecados y apegos, el Padre Eterno nos regala su Gracia en Cristo y nos asocia a los santos de todos los tiempos. "De nada nos sirviera el haber nacido -canta el Pregón pascual- si no nos hubiese redimido." De nada valdría esta vida signada por la fugacidad de los placeres, por el dolor y las miserias, por la impostergable muerte, si no se nos hubiera dado graciosamente el Camino que nos conduce a la Vida y las fuerzas para caminar por él (cf. Jn 14, 4-6).

Esta es la noche en que, vencida la voracidad de la nada de la partida irreversible, Jesús, el Hijo de Dios e hijo de María, asciende victorioso, posesor de la Vida indestructible. "Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Jn 20, 17). Asciende al Padre para prepararnos un lugar en el Seno de la Trinidad inaccesible.

Esta es la noche en que la finitud adámica, la precariedad del 'homo sapiens', abierto empero, en su cerebro y su corazón, a aspiraciones de infinito, se encuentra con la mano poderosa de Dios que lo saca de su impotencia y lo muta en hombre divinizado.

Resplandece la Luz de Cristo en todo aquel que se preparó para recibirla, purificando su corazón durante los austeros días de la Cuaresma. Esas pequeñas candelas que hemos sostenido en nuestras manos y encendido con el fuego nuevo del Cirio pascual son sólo el símbolo de los que debe producirse en nuestro interior, en nuestras personas. Unidos a Cristo, muertos con Él, resucitamos también con Él. Hechos una sola carne con Cristo, su Luz brilla en nosotros y como antorchas en medio de la oscuridad, somos llamados a iluminar al mundo en nuestra vida cotidiana. Bellamente ha cantado el pregonero: "La santidad de esta noche ahuyenta los pecados, lava las culpas y devuelve la inocencia a los caídos, a los tristes la alegría; destierra los odios, prepara la concordia y doblega el orgullo del mando" .

Hoy ha llegado a su zenit el año litúrgico, ésta es la celebración más importante del año; noche esperada desde antiguo, anunciada, prefigurada, preparada por el Amor del Dios Uno y Trino que ha querido abrirnos un espacio en su Vida de comunión, para que también nosotros, sus criaturas -devenidas por la gracia, sus hijos-, tengamos vida en Él.

Con esta celebración, iniciamos el Tiempo Pascual que se extenderá hasta Pentecostés. Tiempo de fiesta celestial ininterrumpida durante el cual celebraremos, mientras multiplicamos nuestros Aleluyas, uno tras otro, los misterios de nuestra recreación en Cristo.

"Si comprendieras el don de Dios... ", había dicho Jesucristo a una mujer samaritana (Jn 4, 10). Si comprendiéramos el Don de Dios y qué es lo que se nos da en esta noche, la más feliz de todas, no podríamos salir del templo igual que entramos en él. No saldríamos a la oscuridad de la calle, a las sombras de Buenos Aires, a las tinieblas de nuestros egoísmos, a la lobreguez de nuestros vicios, a la negrura de nuestras disputas vanas, a la estrechez de nuestras miras personales. Porque, como canta la liturgia de esta Vigilia " esta es la noche de la que está escrito:'Y la noche será clara como el día, y la noche resplandecerá para alumbrarme en mis delicias."

Sea, pues, el Señor Resucitado nuestra delicia y nos conceda Él lo que pide nuestro corazón. ¡Santas y Felices Pascuas para todos!.

Menú